jueves, 13 de agosto de 2015

I

Es difícil, lo sé, 
recrear un beso
en estos labios secos
hundidos en la dulce
agonía de la luz.
(Piensa en la certera
llama que aniquila
todo lo que hay en mi al)
Imaginar tu voz
o tu tenue hálito 
ondulando a través
de estas hendiduras
años olvidadas.
Es difícil, lo sé,
observar cómo se
avergüenza el tiempo 
de sí mismo. Anhelar
lo que en sueños he
vivido, gozado;
entre las sombras, 
entre vanos reflejos
de tu cuerpo junto 
al mío. Sólo dos
almas confundidas
en un mismo lugar:
en cada letra, en cada verso
que compone la eterna
sinfonía de nuestro amor.
Es difícil, lo sé,
encontrar la paz.
Es difícil:
así es el
sobrevolar las
regiones doradas de
tu piel de cobre ardiente
y darse cuenta de que
la única realidad es
una ilusión y la
poesía que no me has dado.
[La aún inexistente
poesía que nos une,
tan ansiada,
tan temida,
tan venerada.
¡Créala! o deja que
muera tristemente
anquilosada en el
parajes vacuos de
mi mente infecunda]